Guaraníes/ Foto CEJIS |
07/12/2012 (ODPIB).- Yeyora es la palabra que expresa
libertad en el idioma guaraní, esa voluntad que históricamente ha caracterizado
al pueblo guaraní antes, durante y después de la colonia, hasta que en 1892 en
la masacre de Kuruyuki fue brutalmente reprimido por el ejército republicano
boliviano, lo que derivó en la usurpación de sus territorios y el
establecimiento de un régimen de haciendas enmarcado en la figura patrón-peón y
en relaciones servidumbrales, de dominación y explotación ejercidas por las
personas que pasaron a ser las y los propietarios de las haciendas sobre
mujeres, niños y hombres guaraníes.
No
obstante, la línea política definida por el pueblo guaraní fue y ha sido
siempre no permitir que los saquen de sus territorios ancestrales, sino más
bien luchar por la reconstitución de los mismos. Hoy en día, tras muchos años
de esclavitud y explotación la situación está cambiando paulatinamente en favor
de las comunidades indígenas como resultado de la reactivación del proceso de
saneamiento.
Durante
el proceso de saneamiento, se vivió una tensa polarización en la correlación de
fuerzas políticas, entre aquellas personas que apoyaban el Proceso de Cambio y
los grupos de poder articulados en la denominada “media luna” que se resistían
a éste (Pando, Beni, Santa Cruz, Tarija y una parte de Chuquisaca). En el año
2006, el Gobierno Nacional promulgó la Ley de Reconducción Comunitaria de la
Reforma Agraria, que plantea la reversión de las propiedades que no cumplen la
Función Económico Social (FES), para luego redistribuirlas de forma colectiva a
los habitantes de los pueblos indígenas.
La
resistencia a la aplicación de esta norma tiene como evidencia los hechos
ocurridos en la localidad de Cuevo el 13 de abril del año 2008, cuando se
pretendía iniciar el proceso de saneamiento de tierras en Alto Parapetí. Ese
día, un grupo conformado por el ex viceministro de tierras Alejandro
Almaraz, autoridades del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA),
indígenas de pueblo guaraní y periodistas, salieron de Camiri para realizar una
reunión en la comunidad de Itakuatía, con el objetivo de hablar sobre el
proceso de saneamiento en el marco de los conflictos que habían en la zona. Al
llegar a la localidad de Cuevo, la caravana fue detenida por un bloqueo montado
por ganaderos de la zona sufriendo un brutal ataque que duró cerca de una hora.
Los integrantes de la comitiva sufrieron golpes, algunos de ellos fueron
torturados e incluso amenazados de muerte.
A
pesar de la resistencia de algunos grupos de poder, el proceso de saneamiento
ha avanzado en la medida que se han recuperado alrededor de 46.000 ha. de un
total de 239 predios de terceros que no cumplían con la función económica
social (FES) dentro de la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Alto Parapetí.
Además,
en la misma TCO fueron identificadas cinco propiedades en donde se evidenciaron
relaciones servidumbrales, violando lo establecido en la Convención
Internacional sobre la Eliminación de Todas Formas de Discriminación Racial Ley
1978 del 14 de mayo de 1999 en el país; la Declaración de los Derechos de los
Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas ratificada por Ley boliviana Nº 3760;
la Ley 1257 del 11 de julio de 1991 del Convenio 169 de la OIT, Ley INRA 1715
de 1996 y la propia Constitución Política del Estado Boliviano. Motivo por el
cual tres propiedades ya han sido revertidas: Caraparicito, Buena Vista –
Isiporenda y San Isidro, y en el caso de las dos restantes: El Recreo e Itacay
Huaraca es cuestión de tiempo.
Fundación Yeyora/Foto CEJIS |
En
la zona de Bajo Caraparí -también parte de la TCO Alto Parapetí- 910 ha. fueron
recortadas a la propiedad El Mesón de Julio César Llorenti, luego de
evidenciarse el incumplimiento de la FES. Una vez convertidas en tierras
fiscales, fueron dotadas por el INRA al pueblo guaraní. Asimismo, en esta
propiedad se constató, a través de los testimonios de las y los indígenas del
lugar, que existían relaciones servidumbrales.
Lo
relevante de estos datos, es que el pasado 27 de octubre de 2012, en este mismo
espacio donde antes las y los indígenas guaraníes vivían en condición de peones
subordinados a un patrón y en medio de relaciones servidumbrales, fundaron una
nueva comunidad que denominaron Yeyora y mediante normas y procedimientos propios
designaron a sus representantes (mburuvichas). Hasta el momento, son alrededor
de doce familias y sesenta personas que comienzan una nueva vida, una nueva
historia con más justicia y dignidad en Yeyora.
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