29.6.10

Sociedad calla ante violencia estatal


La violencia y tortura estatal crece por el silencio de la sociedad
La familia boliviana siente el vacío del pariente que nunca regresó -ni vivo ni muerto-, las cicatrices de balas y balines que no borran el momento vivido; los recuerdos de la tortura, los rostros de sus agresores, los momentos de pánico e incertidumbre son el resultado de los crímenes cometidos por gobiernos de facto y que nunca fueron esclarecidos.
Hoy en democracia la tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes aún se mantienen e incluso se extienden a otros niveles bajo la responsabilidad de autoridades departamentales y líderes sociales, debido al silencio de las víctimas producto del nulo esclarecimiento de los delitos, según la investigación realizada por el Instituto de Terapia e Investigación sobre las Secuelas de la Tortura y la Violencia Estatal (ITEI).
La responsable interina del ITEI, Isabel Chuquimia, señala que el ciudadano de hoy reconoce cuándo es torturado o tratado con violencia; en esa circunstancia se calla ante las acciones que lo intimidan y ningunean al punto de admitir como un reproche: “Si me hubiera callado, nada habría pasado”. Este hecho se corrobora con la indiferencia colectiva que refleja la idea de “mejor no me meto”.
Para Chuquimia, la falta de justicia ante la vulneración de los derechos fundamentales de las personas o callarse son actitudes que permiten la continuidad de las agresiones que “muchas veces son inducidas” por los medios de comunicación que difunden mensajes de racismo, discriminación y confrontación entre bolivianos, sin ninguna orientación. “Por ejemplo cuando existe alguna confrontación, los medios emiten declaraciones o frases de dirigentes o líderes como “estos indios de m... qué vienen a hacer a nuestra ciudad”.
TORTURADORES Según datos del ITEI, Bolivia es uno de los países en Latinoamérica que tiene más militares formados en lugares de entrenamiento donde se imparten técnicas de tortura y de resistencia. Desde la época de las dictaduras, miembros de las Fuerzas Armadas fueron enviados a la Escuela de las Américas en Estados Unidos, pero además se creó la Escuela de Cóndores Bolivianos en Sanandita, Tarija, que es cuestionada por la sociedad nacional e internacional hace ya varios años.
PROTECCIÓN DEL ESTADO Para poner fin a toda forma de violencia y tortura en el país, la Constitución Política del Estado (CPE) establece que: “Toda persona tiene derecho a la vida y a la integridad física, psicológica y sexual. Nadie será torturado, ni sufrirá tratos crueles, inhumanos, degradantes o humillantes. No existe la pena de muerte” (Artículo 15).
A su vez una de las garantías jurisdiccionales prohíbe toda forma de tortura, desaparición, confinamiento, coacción, exacción o cualquier forma de violencia física o moral. Las servidoras públicas y los servidores públicos o las autoridades públicas que las apliquen, instiguen o consientan, serán destituidas y destituidos, sin perjuicio de las sanciones determinadas por la ley (Artículo 114).
Dentro este artículo se advierte además: “Las declaraciones, acciones u omisiones obtenidas o realizadas mediante el empleo de tortura, coacción, exacción o cualquier forma de violencia, son nulas de pleno derecho”.
CAMPAÑA Sólo una representante boliviana, Zulema Callejas, participa de la campaña internacional –que este año se realiza en Venezuela- en el día internacional de las Naciones Unidas en apoyo a las víctimas de tortura, con el objetivo de desarrollar conciencia sobre el tema e incrementar la presión en el Gobierno para acabar con las prácticas de represión.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura (OPCAT); el 23 de junio de 2006 Bolivia firma y ratifica su adhesión a la Convención contra la Tortura.
Pasaron cuatro años, desde la firma y ratificación al Protocolo, y Bolivia aún no cuenta con el mecanismo de prevención que permitirá la formación de personas con tuición de controlar las cárceles y todas las instancias posibles donde se denuncie violencia o tortura.
DENUNCIA Para Chuquimia, la denuncia de los afectados ante el ITEI o Derechos Humanos es de vital importancia para reconstruir la historia y la memoria colectiva, como primer paso para poner freno a estos delitos.

“Miedo y odio por la humillación”
El relato estremecedor de un oficial del Ejército revela la situacion traumática de humillación y dolor que viven los militares en el curso de Cóndores en Sanandita.
RELATO “Estamos en una situación de guerra real, el PG (Prisionero de Guerra) es lo más duro que muchos vivimos. Luego de pasar toda una noche arrastrado en el lodo, me llevaron a un cuarto oscuro. No ves nada, ahí nos sortean tres tipos de tortura. A mí me conectaron cables en los pies y manos para darme descargas eléctricas durante 5 minutos; es un dolor tan fuerte que sientes que la cabeza va a estallarte... quise enloquecer. Estás tan mentalizado en que eres un prisionero, que sientes miedo, no sabes si vivirás y a eso se suma el odio por la humillación que sufres. Luego me taparon el rostro con un pañuelo. No sabía qué pasaría. Enseguida sentí un chorro de agua en mi cara que me impedía respirar: un segundo era una eternidad. Estaba cargado de odio, desesperación y descargué toda mi ira en un perro, le abrí la panza estando vivo y me comí su corazón que aún latía”.
http://www.opinion.com.bo/29/06/2010/la-violencia-y-tortura-estatal-crece-por-el-silencio-de-la-sociedad/

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