“Copenhague fue un triunfo de los pueblos y un fracaso de los países desarrollados. Los países desarrollados querían aprobar un documento pero muchos habíamos llevado con nosotros ese sentimiento venido del sufrimiento de los pueblos y no pudo concretarse. Esos países no cumplieron con establecer medidas para reducir las emisiones de CO2. Si lo hubiesen hecho no estaríamos haciendo esta conferencia”, recordó el presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, en la ceremonia inaugural de la Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra.
Esta se desarrolló en el estadio de Tiquipaya, en la ciudad de Cochabamba. Al mismo tiempo que el presidente llegaba al predio, con el acompañamiento de flautas y sikuris ingresaban también los representantes de cada pueblo del mundo que visitan estas geografías, con sus atuendos típicos.
Antes de comenzar con los discursos, se efectuó una ceremonia de permiso al padre cosmos y a la madre tierra, la q ´oa, por parte del Consejo de Amautas, guías espirituales.
Hubo embajadores de distintos países, estuvo el presidente de Burundi, Africa, varios embajadores, visitantes de 130 países y periodistas. Se esperaba la llegada del presidente de Nicaragua, Ecuador, Venezuela y Paraguay pero no arribaron.
Durante el acto habló un representante de cada continente: uno de Alaska y los pueblos del norte, otro de Europa, uno de Africa y otro de Asia, tres de habla inglesa pero dejaban entrever su acento nativo. El africano fue emotivo al leer un poema de su autoría: `no voy a danzar a tu ritmo. No voy a cantar contigo si privatizas el agua. Voy a exponer tu avaricia sino dejas el petróleo en el suelo. Voy a llevarte al tribunal de justicia si te niegas a pagar la deuda. Yo no danzaré a tu ritmo a no ser que vayamos por el sendero de la sostenibilidad´.
Los cinco, aunque provenientes algunos de geografías muy lejanas, mostraron su conocimiento del ´proceso´ boliviano y apoyaron la gestión de Morales a quien consideraron como quien enarbola la lucha por los derechos de la madre tierra.
También habló el embajador uruguayo que trajo una carta del escritor Eduardo Galeano, quien no pudo estar presente. Por resaltar algunos de los tramos de su sentida carta, el escritor, desde su Montevideo, invitaba a “hacer mucho y hablar poco”, pero celebró el poder de las palabras así como los “silencios que emanan de la comunidad humana”, como dando cuenta de esa energía que se percibe en medio de tanta gente tan distinta, con acentos y colores diversos y aunque quizás con matices ideológicos distintos, pero persiguiendo un mismo objetivo.
Momento incómodo fue el de integrante de la CEPAL que vino como enviada del secretario general de Naciones Unidas. Paró en algunos momentos de hablar por los gritos y la silbatina. Entonces recordó que fue invitada a este evento por el Gobierno pero que si la gente quería que se fuera, se iba. Los gritos le demostraron que no era bienvenida. Sus últimas palabras:” Creemos que llegó el tiempo de la igualdad. Sólo será posible si los pueblos están unidos. Naciones Unidas también los está representando a ustedes”.
Llegó el turno del presidente Evo Morales. El estadio, con capacidad para unos 20 mil asistentes, se encontraba bastante lleno, aunque no repleto.“Las dos últimas décadas han sido las más calurosas. Eso hará que cada vez se produzcan menos alimentos, habrá más hambrientos en el mundo. En lugar de reducir los países desarrollados un cinco por ciento las emanaciones de CO2, se han incrementado en un 12 por ciento entre 1997 y 2007”.
Fue extenso el discurso. También hizo referencia a los transgénicos y sus consecuencias negativas para la salud priorizando los productos naturales que se encuentran en Bolivia, como la papa y tuvo sus momentos de humor cuando relató que la calvicie es una enfermedad producto de los alimentos que se ingieren, por eso “en Europa hay muchos calvos, y en Bolivia, como pueden ver (refiriéndose a sí mismo) no hay. Si se siguen consumiendo transgénicos en 50 años vamos a ser todos pelados y los peluqueros quedarán desempleados”.
Por último recordó que venimos de la tierra y a ella regresamos cuando morimos y arengó a los asistentes a hacer un buen trabajo en estos días. “Bienvenidos a los hermanos que deciden reunirse hoy para definir el destino del planeta”.
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María Sol Wasylyk Fedyszak es periodista del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA)
http://www.servindi.org/actualidad/24718
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