A seis días de la renuncia del director Amodeo Amorim al cargo ejecutivo del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) de la regional Santa Cruz, esa entidad sigue acéfala y los trámites agrarios se encuentran frenados, pues en las oficinas de la calle Ñuflo de Chávez la atención se cumple a medias, provocando críticas de productores, campesinos y colonizadores.
Los problemas aumentan debido a que el horario de atención al público fue modificado y sólo se atiende de 10:00 a 12:30 y de 16:00 a 18:30, según pudo constatar ayer EL DEBER.
El conflicto se origina porque Amorim, que fuera sindicado de robar ánforas en la consulta autonómica cruceña de 2008 y que estuvo recluido en la cárcel de Palmasola, decidió alejarse del cargo para ser posesionado, el 12 de marzo, como nuevo director ejecutivo del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag).
Ante tal situación, el director nacional del INRA, Juan Carlos Rojas, informó de que se busca reemplazante, pero que ello va a tomar un buen tiempo.
“El proceso de saneamiento no se va a paralizar, personalmente, me encargo de que eso no suceda. La designación del dirigente campesino Benigno Vargas es parte de las propuestas que realizan los diferentes sectores, especialmente la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Santa Cruz (Csutcb); sin embargo, hay por lo menos seis nombres en carpeta”, dijo.
El ejecutivo agregó que el hecho de que no haya director departamental o que falte un jefe de saneamiento o un abogado no significa que el INRA se paralice. No obstante, la situación se da a la inversa en esas oficinas.
La Cámara Agropecuaria del Oriente analiza la situación y aún no se pronunció. En la Csutcb se aguarda la designación de Vargas.
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