Falta de acceso a los espacios de toma de decisión, violencia y marginación en los servicios de salud y educación, son al menos tres de los principales problemas que enfrentan las mujeres indígenas en América Latina, señaló Mirna Conningham Kain, coordinadora del diplomado Fortalecimiento de liderazgo de mujeres indígenas.
Conningham dijo al diario La Jornada de México que muchas de estas formas de violencia son estructurales y forman parte del Estado mismo, y que en su funcionamiento refuerza la discriminación contra ellas.
Denunció que todavía existe una "enorme brecha" entre los derechos de los pueblos indígenas que ya son reconocidos en los tratados y acuerdos internacionales, y la realidad cotidiana en la región.
La reconocida luchadora social e indígena nicaragüense de la etnia miskita destacó que la propuesta de los pueblos indígenas para resolver esta difícil situación que viven, particularmente las mujeres, pasa necesariamente por reformar esas estructuras del Estado.
Explicó que desde el proceso de construcción de las naciones en América Latina, los pueblos indígenas fueron marginados, pese a que han vivido ancestralmente en estas tierras. Por ello, toda la normativa internacional que se está haciendo en favor de los derechos de los pueblos indígenas tiene algunos ejes centrales que requieren de este tipo de reformas.
Citó que entre estos derechos están la libre autodeterminación y el respeto a la institucionalidad indígena.
La investigadora señaló a La Jornada que hay experiencias positivas en el continente, como son los casos de Bolivia y Nicaragua, que han impulsado y aprobado cambios legislativos importantes.
"Es un proceso lento, cultural, que requiere acciones positivas no sólo de los gobiernos, sino de todos los sectores sociales, la iniciativa privada, organizaciones civiles, universidades y sindicatos, entre muchos otros. Es un tema que debe ser visto por la sociedad en su conjunto, pues en los cambios políticos y culturales, para que sean realmente asimilados y practicados por todos, es necesario la participación conjunta", dijo Conningham.
Consideró que pese al gran trabajo que ha desempeñado la mujer en prácticamente todos los movimientos sociales y de organizaciones, el espacio que tienen en las instancias que toman decisiones es muy reducido.
Además, agregó, está el tema de la violencia, que empieza a vivirse desde la infancia, en el seno familiar, pero que persiste de diversas formas en nuestras sociedades. "Y en nuestra condición se agrava por el hecho de ser indígena y también ser mujer".
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