19.11.09

ONU: mujeres son esenciales en la lucha contra cambio climático

Las poblaciones de los países en desarrollo son las más vulnerables a los efectos de los fenómenos climáticos.

El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) –en su informe sobre el Estado de la Población Mundial 2009, hecho público ayer– advierte que la lucha de la comunidad internacional contra el cambio climático tendría más posibilidades de éxito “si las políticas, los programas y los tratados tuviesen en cuenta las necesidades, los derechos y el potencial de las mujeres”.

El UNFPA hizo público el informe en el Hall de Honor de la Cancillería, acto en el que participaron autoridades de los ministerios de Relaciones Exteriores y de Medio Ambiente. El documento refleja los avances en materia de población, género, desarrollo y derechos humanos.

Este organismo internacional está abocado a lograr para antes de 2015 el acceso universal a los servicios de salud reproductiva, educación primaria universal y eliminación de la discrepancia de género en la educación.

El informe 2009 del UNFPA fue titulado Frente a un mundo cambiante: la mujer, la población y el clima, y muestra que el cambio climático además de ser un asunto sobre eficiencia energética o emisiones industriales de carbón, también lo es de dinámicas poblacionales, pobreza y género.
El representante en Bolivia del UNFPA, Jaime Nadal, informó que las mujeres sufren “desproporcionadamente” las consecuencias del cambio climático, pero hasta la fecha son ignoradas en los debates sobre la forma de afrontar problemas tales como el aumento del nivel del mar, las sequías, la fusión de los glaciares y las temperaturas extremas.

Las mujeres de los países pobres figuran entre las personas más afectadas por el cambio climático, pese a haber sido las que menos han contribuido a ello, agregó.
El informe refleja que las poblaciones pobres son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático y que la mayoría de los 1.500 millones de personas que viven con un dólar al día, o menos, son mujeres.

Los pobres dependen de la agricultura para ganarse la vida y, en consecuencia, corren el riesgo de sufrir hambre o perder sus medios de sobrevivencia a causa de las sequías, de las lluvias y de los huracanes. Además, las poblaciones pobres suelen vivir en áreas marginales, vulnerables a inundaciones, la elevación de los niveles del mar y las tormentas, según Naciones Unidas.
“Los países industrializados han creado gran parte del problema, pero son los más pobres o en vías de desarrollo los que padecerán los peores efectos de un clima cambiante”, afirma el UNFPA. Sequías, tormentas, huracanes o tsunamis son fenómenos cada vez más impredecibles y potentes, dejando sin medios de subsistencia a los que dependen casi exclusivamente de la agricultura o la pesca como formas de vida. Los desastres medioambientales dejarán zonas devastadas que podrán provocar movimientos de población a gran escala, con sus terribles consecuencias en los distintos ámbitos personal, social o político, añade el documento.

Las investigaciones mencionadas en el informe indican que en los desastres naturales, las mujeres tienen más probabilidades de morir que los hombres, y esta discrepancia es tanto más pronunciada cuanto más bajos son los ingresos económicos y más grandes son las diferencias en la condición social de hombre y mujeres.
El informe indica que las inversiones que amplían los medios de acción de las mujeres y las niñas –particularmente las inversiones en educación y salud– refuerzan el desarrollo económico, reducen la pobreza y tienen efectos beneficiosos en el clima. Por ejemplo, las niñas que poseen más educación tienden a tener familias más pequeñas y más saludables cuando llegan a la adultez.
Planificación familiar, atención de salud reproductiva y relaciones entre hombres y mujeres, según el UNFPA, pueden influir sobre el futuro curso del cambio climático y la adaptación del ser humano a la crecida del nivel del mar y la sequía.

El Estado plantea acciones
El vicecanciller, Hugo Fernández, en ocasión de la difusión del informe del UNFPA, afirmó que el Estado Plurinacional plantea la necesidad de adoptar acciones conjuntas a escala mundial para enfrentar el cambio climático.
“Las medidas no podrán estar al margen del marco jurídico internacional vigente. Para Bolivia es fundamental por un principio de justicia y responsabilidad histórica que los países desarrollados reconozcan que tienen una deuda con la humanidad, con el planeta y en particular con los países subdesarrollados, por haber afectado severamente la atmósfera y causado daños irreversibles”.
Los países desarrollados, responsables de la emisión de gases de efecto invernadero, poseen menos del 20 por ciento de la población del mundo. El 80 por ciento restante de la población es el que se ve afectado. Destacó la participación de los pueblos indígenas en el tratamiento de la temática.

Deshielo de Chacaltaya provoca migración
El deshielo de los glaciares como el Chacaltaya, ubicado en el departamento de La Paz, altera la forma de vida de los pobladores en las comunidades y provoca la migración de sus habitantes a las ciudades, quienes deben adaptarse a nuevas y difíciles realidades.
De acuerdo con los datos registrados en la zona por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), en las empinadas laderas de las montañas Huayna Potosí y Chacaltaya hay una serie de pequeñas comunidades que apenas logran ganarse la vida criando llamas, ovejas y pollos, y cultivando pequeñas parcelas con papas y oca.

Por encima de esas comunidades, el glaciar de Chacaltaya, que sostuvo esas actividades, está desapareciendo a un ritmo completamente inesperado: tres veces más rápido que lo pronosticado hace 10 años.
El glaciar donde antes había una cancha de esquí está reducido ahora a una pequeña superficie de nieve y hielo muy cerca de la cumbre.

El UNFPA afirma que con esa transformación, la vida de los pobladores que dependen de esas aguas provenientes del glaciar está cambiando irrevocablemente.
Muchas de esas parcelas en las laderas están ahora cultivadas mayormente por mujeres, algunas de ellas mayores de 70 años, otras, niñas que deberían estar asistiendo a la escuela.

Aun cuando logran sobrevivir cultivando la tierra, no tienen ningún excedente para vender, por esa razón los hombres se han visto obligados a marcharse de las montañas para trabajar en lo que puedan encontrar en las cercanas ciudades de La Paz o El Alto, informa.
Cita que Félix Quispe, un comunario, se siente profundamente conectado a la tierra que sus antepasados han cultivado durante generaciones. Pero ahora pasa gran parte de su tiempo en la ciudad vendiendo papel higiénico, lavando ventanas y autos.

http://www.cambio.bo/noticia.php?fecha=2009-11-19&idn=10824

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