El ex presidente Carlos Mesa Gisbert, quien declaró ayer ante la Corte Suprema como testigo de cargo en el caso “Octubre Negro”, señaló al ex ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín, como uno de los personajes que más influyó sobre el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, durante la crisis política y social de septiembre y octubre de 2003.
Mesa brindó una extensa declaración ante el Tribunal de juicio, en la cual hizo una síntesis de su relación con Sánchez de Lozada y su equipo ministerial, del que se fue distanciando cuando se produjo -según dijo- la crisis de “febrero negro” el mismo año 2003.
“Si Sánchez Berzaín no habría ocupado la cartera de Defensa el desenlace de octubre habría sido totalmente distinto”, afirmó Mesa, quien se quejó por la escasa influencia que podía ejercer desde su cargo frente al manejo de las políticas gubernamentales.
El ex presidente dijo también que Sánchez de Lozada “creía que él encarnaba la democracia”, al punto de que no escuchaba mayores consejos que los que le brindaban Sánchez Berzain y su yerno, Mauricio Balcázar, quienes tenían una visible preferencia frente a otros miembros del gabinete.
ANTECEDENTES
Las relaciones entre Mesa y el Ejecutivo se habrían ido enfriando desde febrero de 2003, cuando se produjo un enfrentamiento policial-militar, y al cabo del cual el entonces vicepresidente habría pedido un “cambio de timón” en la política gubernamental, el mismo que incluía el alejamiento de Sánchez Berzaín del Gobierno.
Mesa dijo que nunca fue escuchado por Sánchez de Lozada y que inclusive, cuando se destapó el escándalo de los conscriptos que trabajaban en una propiedad del también ex ministro Freddy Teodovich, el pedido para que éste renunciara tampoco fue aceptado por “Goni”.
También recordó que en agosto de 2003, la ruptura con el Presidente era casi inminente, y que posteriormente, cuando estalló la crisis social, fue testigo de cómo se deterioraba la situación ante informes de los miembros del gabinete y del Alto Mando Militar, sobre todo a partir de la operación militar de rescate de turistas de Sorata y Warisata.
PRESIONES
“Yo ya estaba en un punto de ruptura con el gobierno de Sánchez de Lozada”, sostuvo Mesa, quien también recordó que en una oportunidad, Sánchez Berzaín mencionó “presiones” de la embajada de Estados Unidos para autorizar el operativo en el altiplano.
También indicó que la posibilidad de declarar un estado de sitio fue descartada debido a la oposición de los aliados del Gobierno, como el MIR, cuyo representante, Óscar Eid, había rechazado de plano esa propuesta.
“El presidente se señaló a sí mismo con el dedo toda la responsabilidad de los acontecimientos y de lo que se haga hasta aquí”, manifestó Carlos Mesa, que también dijo desconocer la firma del decreto supremo 20209 que autorizó el resguardo armado de un convoy de cisternas para abastecer de combustible a la Sede de Gobierno.
Entre otras cosas, Mesa también se refirió a entretelones que rodearon la designación del Defensor del Pueblo, afirmando que después de haber encontrado un consenso entorno al nombre de Ana María Romero, la oposición del MIR y del MNR hizo que a último momento se decidiera por nombrar a Iván Zegada.
Recordó también que durante uno de sus últimos encuentros con Sánchez de Lozada, ya en los días de la crisis, mantuvo una conversación “en términos respetuosos”, y en la misma el mandatario le hizo saber que no renunciaría a la Presidencia, no convocaría a una Asamblea Constituyente y tampoco convocaría a una consulta sobre el tema de los hidrocarburos.
Asimismo, indicó que Sánchez de Lozada nunca aquilató la crisis en su verdadera dimensión, y mantuvo hasta el final la idea de que el entonces líder cocalero Evo Morales y el dirigente indígena del altiplano, Felipe Quispe, formaban parte de una conjura para derrocarlo.
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