26.11.09

La contaminación en las faldas del Cerro Rico se siente en el aire

En apenas unas horas de recorrido a pie por las faldas del Cerro Rico y por las calles empinadas de la zona Cantumarca del municipio de Potosí comienzan a sentirse los efectos de la contaminación minera. El intenso olor a mineral que arrastra la brisa y que desprende de la tierra y los diques de colas provoca ardor en los ojos, las fosas nasales, garganta y la piel del rostro.

El Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), mediante el programa de Investigación Ambiental (PIA), realizó la visita a estos sectores, el lunes, para verificar la implementación in situ de los proyectos “La herencia de la Mina. Representaciones de la contaminación y de sus efectos en la salud de los habitantes de la ciudad de Potosí” y “Conflictos socio-ambientales en la zona Cantumarca”.

Ambas investigaciones se realizaron en el marco de las convocatorias “Contaminación Minera en los Departamentos de Oruro y Potosí”, organizadas por el PIEB con financiamiento de la Embajada de Dinamarca, con el propósito final de incidir en políticas públicas para la Gestión Ambiental Minera, a través de la producción de conocimientos que den respuestas concretas a la prevención y mitigación de los efectos ocasionados por la contaminación minera.

Carolina Díaz del PIA, responsable de la visita al Cerro Rico y a Cantumarca, y a otros seis proyectos de la convocatoria, explicó que otra intención de esta actividad es comprobar si los objetivos de los proyectos coinciden con el contexto de la presentación de los proyectos; si hay conocimiento y respaldo de las comunidades; ver qué instituciones tienen conocimiento y apoyaron el estudio y en qué medida van a coadyuvar en la implementación de las propuestas.

“Se ha verificado que las comunidades están enteradas (de los proyectos) en varios niveles, algunas inclusive se han apropiado del proyecto. Hemos visto que muchas comunidades tienen bastante interés en los proyectos, en cuanto a desarrollo local, tecnologías limpias y salud ambiental”, apuntó Díaz.

Las visitas también permitieron al PIA comprobar el nivel de contaminación en los sitios estudiados, y la aplicabilidad y factibilidad de los proyectos.

Cerro Rico
El proyecto “La herencia de la Mina. Representaciones de la contaminación y de sus efectos en la salud de los habitantes de la ciudad de Potosí” de Ingrid Tapia (coordinadora), Olivier Barras y Juan Carlos Oporto se encuentra en la segunda fase. Es decir en el proceso de formulación de propuestas técnico-económicas y ambientales, proyectos de prefactibilidad, programas de intervención comunicacional y educacional, estrategias y políticas de prevención del impacto minero sobre la salud, entre otras, siempre a partir de los hallazgos de sus estudios.

El enfoque abordado es en epidemiología sociocultural que atribuye las dolencias de los habitantes del Distrito 4 de la ciudad, de las familias cuidadoras de minerales y trabajadores del Cerro Rico a la actividad minera altamente contaminante que les provoca desde enfermedades pulmonares, como la silicosis y tuberculosis, hasta problemas de la piel, el estómago y otros.

Cantumarca
El equipo de estudio coordinado por Rosario Tapia, junto a Lourdes Tapia y Ernesto Quintana, que investiga los “Conflictos Socio–Ambientales por contaminación minera en la zona de Cantumarca del Municipio de Potosí”, manifestó su satisfacción por los objetivos cumplidos y los resultados obtenidos. El 30 de noviembre presentarán de manera oficial las propuestas del equipo.

Los funcionarios del PIA verificaron los resúmenes de aguas impuras de los diques de cola de los tres focos de contaminación: colas de San Miguel, Asociación de Ingenios y los diques de colas. Además tomaron contacto con las personas afectadas que manifestaron sus quejas por las afecciones en la salud, principalmente a los niños, y la ausencia de atención de autoridades estatales en ese sector.

La investigación obtuvo datos sobre la cantidad de desechos mineros tóxicos que los ingenios de la ciudad de Potosí tratan diariamente, solamente de la zona de Cantumarca se estima alrededor de 720 toneladas.

El estudio detectó un conflicto debido al choque de intereses entre los causantes del problema y los afectados. “Éstos últimos se encuentran en franca desventaja por su débil nivel de organización y la falta de información, mientras que los primeros concentran poder económico y político, además de información”.

Entonces, la propuesta de la investigación sugiere el trabajo en mesas de concertación y negociación entre los afectados e involucrados, además de autoridades estatales de manera que se logre un fortalecimiento de alianzas encaminadas a mitigar la contaminación ambiental generada por la minería en Cantumarca.

http://cedla.org/obie/content/5421

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