La Dirección del Proyecto Hidrometalúrgico de Cobre, en Corocoro, a 100 km al sudoeste de La Paz, denunció el domingo el boicot que sufre por un líder indígena, Rafael Quispe.
"Una vez que comenzó a funcionar la planta, Rafael Quispe, ‘mallku’ de la provincia Pacajes, se opone al funcionamiento de esta planta con el argumento de que está contaminando las aguas de la zona y que trabaja sin tener la ficha ambiental", denunció el director de este proyecto Carlos Nazario Cardozo entrevistado en el programa El Pueblo es Noticia que difunden la radio y la televisión estatales.
Dijo que Quispe y representantes de dos de las 17 marcas (comunidades) de la provincia Pacajes "son los únicos que se oponen y hacen campaña en contra", en desmedro de los intereses de la región.
"El pueblo de Corocoro y los trabajadores de la empresa, están molestos por esta actitud delincuencial de Rafael Quispe. Nos ha amenazado, ahora, con cerrar (desviar el curso de) los ríos que van hacia el pueblo", como así al Regimiento Tarapacá y la planta de cobre.
"El boicot claramente tiene una actitud política. Comenzó desde que se anunció que el presidente Evo Morales iba a inaugurar la planta de Cororoco, el 27 de octubre (último), han ocurrido varios hechos de sabotaje: desviaron las aguas que iban a la planta, robaron cables de la instalación trifásica y más de 2.000 metros de cable de alta tensión, tratando de evitar el que funcione el proyecto", denunció.
También señaló la responsabilidad de Quispe en el derrumbe de un poste de energía eléctrica, para impedir el desarrollo del proyecto cuprífero.
En consorcio con el Estado boliviano, la empresa Korea Resources Corporation (Kores) opera el redivivo yacimiento de cobre en la región de Corocoro.
Se trata de un megaproyecto cuprífero de 30.000 a 50.000 mil toneladas de cobre metálico por año.
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