Sólo en los discursos la Amazonía conserva su ropaje de pulmón de la Tierra. Desde hace años se transformó en la última frontera a conquistar por el extractivismo: el mito de El Dorado fue reconstruido a fuerza de concesiones madereras, mineras, hidrocarburíferas y agronegocio. En Perú y Ecuadorla profundización del modelo es resistida por las poblaciones locales y ya expresó su rechazo en masivos levantamientos; ahora Bolivia avanza en esa dirección y se escuchan voces de alerta.
“Queremos mantener la vida, queremos mantener nuestro ambiente limpio, sano de toda contaminación”, dice Daniel Gigasi, cura católico y cacique de la comunidad mosetén Simay. “Empecemos a sentarnos y decir qué hacemos para compensar todos los daños que se están haciendo, y no así, en una forma abusiva y atropellada de destruir la tierra y después recién pensar en la vida del ser humano”, se queja. La exploración petrolera avanza sobre Tierras Comunitarias de Origen (TCO, territorio tradicional) de los mosetenes y de otros pueblos, como lecos y chimanes.
Una extensa franja del oriente boliviano -que atraviesa los departamentos de La Paz,Beni y Cochabamba- ha sido concesionada a la empresa Petroandina, que conformaron las estatales Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) y Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB). Organizaciones indígenas denuncian que la exploración se puso en marcha sin la realización del proceso de consulta previa y por ende, sin su acuerdo. En tanto el Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade) se suma a las críticas y plantea otras formas de desarrollo, que estén en consonancia con la preservación de la Amazonía andina, y propone dejar el crudo bajo tierra.
“Hay una preocupación acerca de los trabajos que están haciendo las empresas petroleras en territorio étnico mosetén, en el cual estamos sufriendo atropellos, inclusive en contra del decreto 29.033 [que obliga el proceso de consulta y participación indígena previo a la aprobación de un proyecto petrolero]”, apunta Gigasi. “Incluso la nueva Constitución demanda respeto de parte del gobierno hacia los pueblos étnicos, pero sólo queda escrito”, agrega.
Vocación
“La parte de la Amazonía que le corresponde a Bolivia está muy vinculada a la cordillera de los Andes, es el origen de los ríos más importantes que abastecen al Amazonas”, explica Patricia Molina, del Fobomade. “Por tanto, es una zona altamente vulnerable, de una diversidad muy poco conocida. Tenemos ahí una serie de endemismos, de ecosistemas aislados, de lugares secos y de lugares muy húmedos. Hay un gradiente muy alto de pendiente, entonces, en muy pequeño espacio se baja abruptamente”, completa. “Es en esta región donde hay la intención de hacer exploración petrolera para la búsqueda de crudo, líquido”, advierte. “Porque el país es fundamentalmente productor de gas, pero en este caso es búsqueda de líquido.”
“Existen proyectos de exploración desde hace ya tiempo, de Repsol y de Petrobras, que de una u otra manera han sido paralizados porque la gente allá vive del turismo [hay proyectos de etno-eco-turismo], de la producción de café de altura -que es de muy alta calidad-, del cacao… Nadie quiere saber de exploración petrolera, pero también nadie conoce lo suficientemente la exploración, entonces [las empresas y el gobierno] han estado tratando de convencer a la gente de que sólo es exploración. ‘Primero vamos a ver si hay’, pero sabemos que la exploración puede ser tan dañina como la propia explotación”, destaca. “Durante la Guerra del Gas, en 2003, había varias reivindicaciones en torno a los hidrocarburos, entre ellas estaba poner plantas de separación de líquido y de gas. Actualmente toda la exportación de gas que se va a Brasil y a Argentina, va con líquidos, y eso no se cobra”, cuenta Molina. “Algo se negoció en el caso del nuevo contrato con Argentina, pero estamos regalando líquidos en el gas y estamos subvencionando a las transnacionales que operan en Brasil al no cobrar eso. Incluso tenemos que importar diesel y gasolina, por la falta de líquidos”, continúa. “En lugar de explorar nuevas áreas, donde no se sabe si se va a encontrar o no se va a encontrar, por qué no ir a lo seguro y separar el líquido donde sabemos que hay y, además, dejar de regalar nuestros recursos a empresas transnacionales”, subraya.
“En el ’78, durante el gobierno de [el dictador Hugo] Banzer, se hizo un trabajo en el cual se determinó que no existía petróleo. Sin embargo ahora el gobierno de Evo Morales se empeña en volver a hacer un trabajo”, remarca Gigasi. “Se está aprovechando la circunstancia de la nacionalización de los hidrocarburos, que [en la población] hay una conciencia de recuperación de la renta petrolera… Pero sea estatal o no, el país no se puede abrir a la explotación petrolera a todo lo largo de su territorio, habrá zonas que tienen otras vocaciones y que de ninguna manera pueden compatibilizar esas vocaciones con la actividad petrolera”, subraya Molina.
Ante las críticas a la exploración de crudo en la Amazonía boliviana, funcionarios del gobierno respondieron que se trata de una campaña orquestada por una ONG que se opone al desarrollo de la región. “Todo eso nosotros [lo] hemos desmentido, claro que queremos el desarrollo de la región, pero no en una forma así, arbitraria, engañosa, como el gobierno lo está manejando”, enfatiza Gigasi. “Pensamos que no está suficientemente informado nuestro presidente y no sabe realmente lo que pasa”, interviene Molina.
Consulta previa
Las TCO de los mosetenes tienen una superficie cercana a las 100 mil hectáreas. “Las mismas líneas [de exploración] que están pasando por estas TCO atraviesan las TCO de los chimanes y de los lecos. Están siendo afectados del norte del departamento de La Paz hasta el sur; parte de lo que es la provincia de Ayopaya, en el departamento de Cochabamba; más la provincia Ballivián, del departamento del Beni”, explica Gigasi. “El gobierno ha entrado en una forma atropellada, no se están cumpliendo los convenios que tienen que hacerse de acuerdo a las leyes y tratados, de la OIT incluso”, acota el cacique.
“En 2005, antes del cambio de gobierno, se trabajó mucho una nueva Ley de Hidrocarburos. En esa nueva legislación las luchas ecologistas e indígenas lograron colocar una serie de artículos para proteger los territorios indígenas y las áreas protegidas, que prohíben todo tipo de actividad en estas áreas y establecen que la consulta a los indígenas tiene carácter vinculante”, reseña Molina. “Esto fue lo más que se logró avanzar y, posteriormente, ya en el gobierno de Evo Morales, se sancionó un reglamento que establece cómo debe ser esa consulta. Porque consultar… hasta pasar un video puede ser ‘consulta’”, ironiza. “Ahí se establecían los niveles que se deberían involucrar, respetar las jerarquías dentro de las propias organizaciones, y eso es lo que no se ha cumplido. Se ha ido directamente a visitar comunidades, a hacer un serie de ofertas -que iban a hacer un estadio, que iban a repartir tal cosa, que iban a poner tal proyecto-, y de esa manera conseguir el apoyo. Y en algunos casos, cuando no se pudo ni conseguir [apoyo con esas ofertas], se ha hecho firmar a niños como si se estuviera efectuando la consulta”, denuncia la ambientalista.
“Se ha trabajado de una manera aberrante, estamos viendo los mismos métodos que hemos visto con las otras empresas antes. Obviamente también es la misma gente que se recicla, la que hace las consultorías, la que hace los estudios, etc.”, enfatiza Molina.
Amazonía sin petróleo
“Amazonía sin petróleo es básicamente que no pueda haber petroleras interfiriendo con actividades que ya están en curso, que hacen de la zona una zona económicamente bien diversificada, por tanto, mucho más sostenible”, resume Molina. “La propuesta apunta a que discutamos el desarrollo que quiere la región y después, a partir de no contaminar, de no sacar el petróleo, se puede hacer otro tipo de negociaciones de fondos para la protección [de la biodiversidad]”, amplía. “Extender el alcance de la propuesta de dejar el crudo en el subsuelo, nos parece fantástico.”
El plan de Fobomade no sólo fue rechazado por el primer mandatario, sino que además lo denunció como parte de una estrategia para obstaculizar su gestión. Sin embargo, poco tiempo antes, Evo Morales había destacado el valentía del presidente ecuatoriano Rafael Correa al presentar al mundo la iniciativa de mantener bajo tierra el crudo del bloque ITT, en el Parque Nacional Yasuní. Esa propuesta, nacida de los movimientos sociales y formalizada por Correa, en buena medida inspira a los ambientalistas bolivianos.
“Lamentablemente [el presidente Evo Morales] tuvo una reacción negativa con la campaña ‘Amazonía sin Petróleo’, pero consideramos que es la falta de información y los técnicos que se encuentran en el Ministerio de Hidrocarburos, que tienen la visión absolutamente de ‘exportación, exportación y exportación’; que todos los recursos a distribuir [a través de políticas sociales] van a venir de la venta de petróleo”, afirma Molina. “Creemos que hay una desinformación”, reitera. “Le hemos pedido oficialmente [al presidente] hacer un debate, ver las visiones y los tipos de desarrollo que quiere la gente de la región, que tenemos que tener en el país. Hacer un debate interno pero público sobre el tema esencial que es el desarrollo, que es el fondo de la cuestión”, puntualiza.
El desafío está planteado para el gobierno de Evo Morales, al proceso de cambio que encarna también le piden nuevas propuestas ante viejos paradigmas. La respuesta aún es abierta.
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