La neutralización en Bolivia de una célula terrorista en abril de este año en la ciudad de Santa Cruz, marcó más allá del éxito en el enfrenamiento a ese flagelo, la desmovilización creciente en 2009 de figuras de la oposición asociadas a planes separatistas.
El 16 de abril la banda de mercenarios, en su mayoría extranjeros, fue abatida en una operación policial en el Hotel Las Américas. El grupo de paramilitares estaba encabezado por el al boliviano-croata Eduardo Rosza Flores, quien murió en la acción junto a dos de sus colaboradores, el rumano Magyarosi Arpak y el irlandés Dwyer Michel Martin.
También apresaron en ese enfrenamiento a Mario Tadic (boliviano con pasaporte croata) y a Elod Tóásó (húngaro), otros miembros de la banda.
Dos días más tarde, retuvieron a Juan Carlos Gueder y al paraguayo Alcides Mendoza, miembros confesos de la Unión Juvenil Cruceñista, brazo de choque del opositor Comité Cívico de Santa Cruz.
Larga saga
Una larga e intensa saga acompañó aquella acción organizada por fuerzas especiales de la Policía Nacional. El fiscal Marcelo Soza, a cargo del caso, sobresalió como la autoridad del Ministerio Público con más elementos en esa investigación.
También la cámara baja del Congreso Nacional nombró a una comisión de diputados que dirigió César Navarro, del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), para profundizar sobre los peligrosos planes secesioncitas.
Una de las maniobras previstas, según el estudio, era explotar en medio de una travesía por el Lago Titicaca, a un barco construido por la Armada, donde sesionaba un consejo de ministros en formato ampliado, que dirigía Evo Morales.
Según el Ejecutivo, la banda tramaba asesinar a Morales, como primer objetivo pero también al vicepresidente Álvaro García y a otros líderes, entre ellos el gobernador opositor de Santa Cruz, Rubén Costas.
La policía comprobó que la banda logró esconder armas en una Feria Comercial de la ciudad oriental, y dejó en entredicho a la seguridad del recinto y a empresas como COTAS, de comunicaciones.
El viceministro de régimen interior, Marcos Farfán, entre otros funcionarios, presentaron además informes, videos, textos de correo electrónico y otras evidencias que muestran los planes de magnicidio y los de fomentar una guerra civil en la que murieran sobre todo civiles inocentes, para luego abandonar el país.
Informes de peritos
La Fiscalía boliviana presentó varios informes de peritos en los cuales se confirma que los terroristas merodeaban en hoteles de Santa Cruz bajo el manto de la impunidad y que luego se comprobó su relación con autoridades de esa región, bastión de la oposición en Bolivia.
Algunos personeros cruceños como Hugo Achá, representante de la Fundación Human Rigths, y Alberto Melgar, se convirtieron en fecha temprana en prófugos de la justicia, algunos de ellos encontraron refugio en Estados Unidos.
Achá, Melgar, el acaudalado empresario cruceño, Branko Marinkovic, entre otros fueron identificados por los propios testigos como los financiadores de la banda, miembros del llamado Grupo La Torre.
Por otra parte, el también diputado Gustavo Torrico criticó que el prefecto cruceño, Rubén Costas, se negara desde el primer momento a declarar en la ciudad de La Paz, tras ser citado por la Fiscalía.
"No va ser que la justicia se arrodille ante él. La justicia lo citará, y si se coloca en rebeldía lo detendrán y lo obligarán a declarar. El ser petiso, gordo y chillón, no significa que es Napoleón", afirmó.
Entre otras medidas ante este complejo caso, el gobierno boliviano anunció la solicitud a Estados Unidos de la extradición de los financiadores de la célula terrorista.
Navarro también identificó entre esas personas a Enrique Vaca, Alejandro Melgar, Carlos Guillen, Orlando Justiniano, Lorgio Albaca y Luis Hurtado.
Hurtado era quien manejaba los recursos económicos para pagar al grupo irregular liderado por el boliviano-croata Rózsa.
Entre tanto, el fiscal Sosa, anunció la orden de aprehensión contra los financiadores de la banda.
De acuerdo con el letrado, la disposición fue entregada a las autoridades competentes y adelantó que en el caso de los ciudadanos que huyeron del país solicitaron la colaboración de la Policía Internacional (INTERPOL).
La neutralización en Bolivia de una célula terrorista en abril de este año en la ciudad de Santa Cruz marcó más allá del éxito en el enfrenamiento a ese flagelo, la desmovilización creciente en 2009 de figuras de la oposición asociadas a planes separatistas.
La visita a La Paz en agosto último del periodista español, Julio César Alonso, corresponsal de guerra en Los Balcanes, permitió más elementos de juicio sobre los extremistas, en particular el líder de la banda, el boliviano-croata Eduardo Rózsa Flores.
Ante medios estatales de prensa de Bolivia, Alonso llegó a aseverar que la estrategia separatista en Bolivia impulsada por una banda de terroristas era la misma que la aplicada en Kosovo, durante la guerra de secesión en 1999.
En declaraciones al programa "El Pueblo es Noticia" de Radio Patria Nueva, Alonso recordó que en ambos momentos, la embajada estadounidense estuvo encabezada por la misma persona, Philip Goldberg.
El avezado corresponsal antes anunció que conoció y entrevistó varias veces al cabecilla de los extremistas muertos y detenidos en la operación policial, Eduardo Rózsa Flores, un connotado asesino y mercenario, precisó.
Según Alonso, existe un vídeo que el extremista envió a Europa, en el que Rózsa Flores delata a los financiadores de la banda, en caso de que algo le sucediera.
Al parecer, afirmó, el líder del grupo irregular se sentía defraudado de quienes lo contrataron para organizar en Bolivia una guerra civil en la que militares, policías e indígenas se convertirían en víctimas, y ya estaba por retirarse cuando fue sorprendido, sin capacidad de reacción.
Bolivia, el último trabajo
Bolivia era el país elegido para su, literalmente, último trabajo, agregó Alonso. De acuerdo con el testimonio del profesional, en la nación andina, el extremista pensaba organizar su guerra, la guerra que, al menos, duraría los meses suficientes para finalizar su película, sus masacres, sus torturas y su nuevo reino, limpio de indios, negros, comunistas y demás desperdicios, según él mismo decía.
"Rózsa Flores pensaba calcar en Bolivia, país al que siempre despreció en las conversaciones privadas y al que se refería, entre otras lindezas, como "cuna de indios analfabetos","nación de bobos" o "cubo de basura", su particular guerra sucia", remarcó.
Según Alonso, los mercenarios estaban preparando en Bolivia no una defensa, sino una guerra que debía durar, para ser rentable económica y políticamente, más de un mes.
El cálculo para este fin, en la primera semana, era de 25 mil muertos, según describe Alonso en un artículo publicado en la Agencia Boliviana de Información (ABI).
Con este planteamiento sólo una intervención internacional, siguiendo el modelo de Croacia y Kosovo, la detendría, acotó.
Para ello, señala, llegarían voluntarios argentinos, algunos de ellos ya veteranos de las guerras balcánicas. También se esperaban paraguayos, colombianos y algunos elementos uruguayos.
También la fiscalía identificó al ciudadano español Alejandro Hernández Mora, experto en explosivos y sabotaje, por sus vínculos con los extremistas.
De acuerdo con el fiscal Sosa, el mercenario fue invitado para respaldar sus acciones violentas por el líder de la banda irregular, Rózsa Flores.
Hernández Mora era instructor encargado de adiestrar al grupo de extremistas en la preparación de detonantes y de combustibles, como el napalm (de alto poder incendiario), precisó.
Según las nuevas evidencias, dijo Sosa, Hernández Mora perteneció a la Brigada Internacional, grupo que Rózsa comandó en la guerra en Croacia. Este ex militar español era apodado "Malaria" y estaba encargado de fabricar los explosivos.
Asimismo precisó que en los datos obtenidos se ve claro que el experto español fue contratado por Rózsa Flores, aunque se desconoce si con esa finalidad viajó a Bolivia.
Gobierno denuncia
El gobierno boliviano ratificó las denuncias de terrorismo y secesión en los planes del grupo irregular. De acuerdo con un comunicado oficial del Ministerio del interior, las pruebas presentadas en el proceso confirman los intentos de magnicidio y la presencia de empresas y políticos que financiaban a la banda.
"El país estuvo a punto de enfrentar la división orquestada por grupos oligárquicos que no piensan en sus coterráneos sino sólo en sus intereses", señala la nota.
El Ejecutivo anticipó que las investigaciones continuarán a pesar de los intentos de quienes pretenden impedir que el país conozca la verdad, en alusión a algunos senadores, en particular el opositor y presidente de la cámara alta, como Óscar Ortiz, quienes con objetivos políticos, pretendieron descalificar la investigación oficial.
Al respecto, la cartera del interior precisó que la célula paramilitar estaba conformada por elementos altamente peligrosos, gente entrenada para matar a cambio de dinero y que sabían lo que querían.
"No llegaron para pasear, los trajeron para ensangrentar a Bolivia", subraya ese mensaje.
"El grupo terrorista liderado por Rózsa no vino a Bolivia con sus propios medios. Les pagaron pasajes, estadía y alimentación. Más de 42 declaraciones y al menos 20 mil páginas de transcripciones de los correos electrónicos de Rózsa demuestran que hubo un Consejo Supremo que pagaba a estos mercenarios", agrega el texto.
La neutralización de la banda de terroristas y la liquidación de sus principales cabecillas del brazo armado, logró desmembrar a sectores opositores que condenaron la idea de sembrar muerte en Bolivia debido a fricciones con el gobierno.
Hoy los más consecuentes adversarios de Morales han tenido que reconocer la eficiencia de la Policía y comprobar el rechazo popular unánime a esos actos divisionistas y terroristas.
Ahora corresponde al poder judicial sancionar a los responsables, un proceso que comenzaría en 2010.
http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2009120301