El reinicio de las actividades de la planta de cobre en el municipio de Corocoro, provincia Pacajes del departamento de La Paz, provocó escases de agua en las comunidades de Chhijchi, Pando y Rosapata Wancarama y afectó a doce familias cuyas tierras de pastoreo y sembradío fueron invadidas por la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL), que hace dos meses puso en marcha el proyecto hidrometalúrgico que ha sido inaugurado por el presidente Evo Morales.
Este hecho ha generado la protesta del Consejo Nacional de Ayllus y Maracas del Qullasuyu (Conamaq), porque comunarios del lugar no fueron consultados para la ejecución de este proyecto que afecta a tierras originarias. Tras las denuncias sobre la contaminación de las aguas de los ríos de la zona, se firmó un convenio entre los representantes del Conamaq y ejecutivos de COMIBOL; sin embargo, los compromisos asumidos en este documento no se han cumplido a la fecha.
El artículo 352 de la nueva Constitución Política del Estado señala que: “La explotación de recursos naturales en determinado territorio estará sujeta a un proceso de consulta a la población afectada, convocada por el Estado, que será libre, previa e informada. (…) en las naciones y pueblos indígenas originario campesino, la consulta tendrá lugar respetando sus normas y procedimientos propios”.
La Agencia de Noticias Indígenas de la Red Erbol en una visita a Corocoro, constató que la toma de agua del Pontesuelo está muy distante de los centros poblados, los comunarios deben recorrer varios kilómetros para llegar, con bidón en mano, hasta el punto de la filtración para obtener algo del líquido elemento. Mientras que las familias que tienen pequeños ganados de oveja, vacas o llamas, deben movilizarse durante una hora para conseguir que sus animales puedan saciar la sed, que en tiempos de sequía es dramática.
Entre tanto en COMIBOL se desconoce esa realidad y sobre las comunidades que llegaron a ser afectadas por la toma de agua. Según el gerente Técnico de la planta de cobre, Gustavo Choque, la filtración no tiene consecuencias, ya que la misma data desde hace más de 25 años sin consecuencias. A 500 metros alrededor sólo existen propiedades y no comunidades, aseveró. Confesó desconocer los efectos que el descause ocasiona más adentro del afluente y aseguró que de corroborarse el hecho la empresa subsanaría el problema.
El agua no sólo beneficia a la planta, sino también es para el consumo de la población corocoreña, estimándose que cuatro litros por segundo va para ellos y siete litros por segundo para los trabajos en la empresa estatal.
Un dique en proceso de mejorar
Un dique de cola, con pocas condiciones para recolectar los químicos que bota la planta de cobre, como ácido sulfúrico, desde que reinició sus actividades, 28 de octubre de este año, es la preocupación de los pobladores, ya que al no contar con muros de contención y una cerca, temen que se produzca un rebalse en tiempo de lluvias y filtrarse a la tierra, lo cual representa un peligro para los animales.
El dique fue construido recientemente en una quebrada, en Ninoca Wayojtata; donde antes pasaba un río, en un espacio de 2.5 hectáreas. Tiene una capacidad de 317 mil toneladas de residuos, que podrá recepcionar, se estima durante seis años.
Carmen Martínez, una de las afectadas, contó a la Agencia de Noticias Indígenas de la Red Erbol que fue amenazada por los trabajadores de Corocoro para que no se opusiera a la construcción del dique. “Esas tierras son para sembrar, son de pastoreo, no me consultaron nada. Vinieron los trabajadores un día, con mi hijo estábamos aquí (Wayojtata) y estábamos defendiendo nuestras tierras y ellos (mineros) nos amenazaron, nos querían arrojar a la hoyada”, aseguró.
Al respecto el gerente Técnico de COMIBOL, Hernán Uribe, señaló que la construcción del dique sí fue socializada. “En forma concisa y taxativa no (se hizo la consulta), pero el proyecto sí hemos hablando con los comunarios que tienen el área donde está el dique de colas”, señaló a tiempo de aclarar que se llegó a un acuerdo con ellos para ver la forma de resarcimiento.
Acuerdo de consulta sin marcha
El pasado miércoles en Corocoro debió iniciarse la coordinación de consulta sobre el proyecto hidrometalúrgico, entre Conamaq, COMIBOL y el Ministerio de Minería, pero los trabajadores de la planta se opusieron, pidiendo la presencia de los medios de comunicación para desmentir las denuncias de contaminación que se habrían producido en el lugar.
La consulta por el momento ha quedado en status quo, ya que los trabajadores piden la presencia de la principal autoridad del Conamaq, el Jiliri Apu Mallku Sergio Hinojosa, para que presida las mesas de consulta y vistas a la planta.
En Corocoro se rechaza la presencia de Rafael Quispe, responsable de la Comisión de Industrias Extractivas de la organización campesina, quien denunció la contaminación ambiental en Pacajes y la no consulta a los originarios del lugar sobre el proyecto.
Quispe, tras ser perseguido junto a otras autoridades del Conamaq por los trabajadores mineros, pide garantías para retornar a las reuniones donde debe tratarse los temas acordados con los representantes del Órgano Ejecutivo.
Respecto a la ficha ambiental, según la ingeniera de COMIBOL Shirley Salas, la planta de Corocoro por ser un proyecto existente (hace más de 100 años) no necesitaba de este documento, sino una únicamente la licencia, que no requiere de consulta pública, la cual fue emitida la pasada semana por el Viceministerio de Medio Ambiente, que hizo 30 observaciones al informe presentado.
http://erbol.com.bo/indigena/noticia.php?identificador=2147483921041